Qué extraño es que a veces nos oigamos sin intercambiar una palabra y que, otras, ni siquiera un grito nos ayude a interpretar; ¡Qué confusos son los diversos lenguajes!
Qué extraño es que a veces nos oigamos sin intercambiar una palabra y que, otras, ni siquiera un grito nos ayude a interpretar; ¡Qué confusos son los diversos lenguajes!
Qué extraño es que a veces nos oigamos sin intercambiar una palabra y que, otras, ni siquiera un grito nos ayude a interpretar; ¡Qué confusos son los diversos lenguajes!